Wednesday, February 15, 2006

Sueños Nibelungos (Poesía)



En el lugar menos ruidoso

Cantaban lacrimosas las azufradas hembras.
En mareas del moribundo, la baba azul...
Reaparece:
Ciego gorrión de otoño, que llena de alas su lombriz de estaño.
Mi cuerpo de fémina, acaba tibio en lenguas sucias.
Animo a las candelas con fuego, que por el fuego sangran muerte y gozan clavos...
No busco ser piel en tu coagulado dedo. Padezco lugares ya palpados, filosos sudores, amor de rana.
Dulzor de vino verde, que en hojas ridículas cae.
- ya no rasco mi codo en muecas-
¡¡¡Mi hembra!!!...
Sabrosa secreción de noches humeantes, labios de escama caídos en la cruz.
Y me voy por este cable, en mi última gota de heroína luz. Se que la bailas, vértigo de pies locos...en esta cara, alrededor

©Fernando Villalba –Argentina-


…Te Siembra

…Te siembra, te rodea como águila.
Pequeña e indefensa te siembra, labriego
Sediento de tierra.
¡Treinta años de sed!

Aterronada, fértil, húmeda
Fruta recién cortada.
¡Ni siquiera es de ayer!

Un mágico hornero
Amasó el cardume de manos
Que se divierten en mis células.

Bellos el David, el águila y el labriego.

Esculpen los remolinos
El humo cardinal que asemeja tu cintura.

Las formas sueñan
Murmuran en la brisa, como si allí nacieras
Como si el agua fuese tuya.

En un espacio de vida,
Cual envoltura absoluta
La piel te contempla.

Ni siquiera es de ayer
¡Ahí está…! ¡Palpitando…!
De yema, brote, instante…
Generosa del inminente seno
No habla, no sueña, no toca.
Sin polvo de este planeta…
¡Mira ya, lo que la belleza en ti!

©Germán Banega –Argentina-


R. S. V. P.

Desde un frasco de tinta derramado sobre tu cabello
La noche se apoderó de ti
Como en un film donde las sombras son parte de nosotros
Detrás de tus ojos las imágenes corren arrojadas por el viento
(Aquí nada puede estar atado)

En una plaza de pueblo, por ejemplo, merodean las estrellas buscando su alimento
Paseamos por allí observándoles beber ajenjo de la fuente
Cuando los ebrios pescadores arrastraban esas barcas llenas de muertos
Una flecha se clavó en el viento y quisiste volver a tus montañas

¡Es un insulto a la alegría! - Pensamos -
Podrían verter la muerte en las escuelas y brindar el alba con cadenas

Cuerdas de azufre sujetan nuestros párpados
El insomnio nos petrifica al cruzar la puerta del bosque
Las luces reman por el agua hacia la noche
Y ya que hemos vuelto del abismo
Nos queda por brindar oídos a los ojos

Corazón a la cabeza

©Pablo Andrés Rojas Escobar –Chile-




Para Pedro Villa
y Garúa Villa

Acaso la piel.
Acaso la sangre.
Ahora casa
- membranas –
Reclaman
Encierro
Prisión.
Sólo podré ser libre.
Y los puños lloran
A falta del sol.
Se quiebran las mucosas.
Capullo de alambres
Atraviesa el vientre.
Acaso una lágrima.
El frío compartiendo
La mesa de centro y la alfombra.
Y es navidad
La tristeza no cambia.
Me tiento el vientre
Y siento
Creciendo un poema.
Escribo estas letras
Y acaso
Delineo el rostro de mi hija
Y su nombre que elegimos
Por la brisa y la marea limeña.
Un suspiro
Un copo cayendo
Y acaso el aire
Y la ausencia
Los amigos que se han ido.
Los amores que se fueron.
Los errores del pasado
El miedo de estar enferma.
Y acaso la inseguridad.
Y tu manera tan franca de decirme
Que me amas
Que nos cuidarás
Que nunca nos harás daño.
Y nuestra hija nos mira desde mi vientre.
Y sé
Que desde ahí te escucha y te mira
Que por mi ombligo te escucha y te mira.
Que me tocas y te dice papá.
Escucha tus canciones
El juego
Y sabe
Que las mañanas son siempre iguales.
Y sabe
Que es acaso la piel
Acaso la sangre.

©Leticia Cortés –México-




Dimensiones Paralelas

Llegaste sin salir de ti
Arrebatando estructuras porosas a la corteza terrestre
Pediste eterna amnistíaRáfaga y estela
Estrella que tildara sobre la noche
Color menos opaco de la sombra
Creí suficiente mí ojo cíclope
Para que mirases el universo y te metieras en él
Pero el cielo te atrapó como es costumbre
Te durmió
Llevó a colocar las rodillas sobre tú pecho
E incrustarte en un rincón de luna.

Sí, es normal que lo cuente
Nadie ha cabalgado sobre claro oscuro de los muslos atmosféricos
Tobillos nubarrones
Curva celestial, cadera solar
Abdomen del viento
Seno triste de la realidad
Que nos erecta en pie de pájaro
Y nos transporta al matiz de sonrisa opaca
Cielo de muertos proyectado desde el mar
Campana idea mortuoria
La relación sexual de los que profesan amor
Cuando escinden las cabezas
Y frotan sudor entre deseo y oxígeno.

Ella, siendo tú
Violándote nalgas y espalda
Tronco de árbol talado
Mano cometa que revienta contra el tiempo
Y nos habla de los sucesos más caóticos
Del espacio inframundano.

Él, siendo yo
Montado en caballo de Troya
Cabalgando sobre pasto del vientre en tú feminidad
Sonrisa cubierta de lluvia
Ácido violeta carcomiendo la piel
Brotando cáncer
Maldito movimiento en torno al sol.

Tiempo reprimido por el triángulo de tú vágina
Mismo triángulo de las Bermudas ataja el tiempo
Reduce el corazón a dimensiones paralelas que se ocultan
Años cotidianos
Mares recorridos en silencio.

Bella la agonía que nos hace maltratarnos
Cuando juntamos los pechos
Uno a otro
Sin perder distancia y acidez.

Velo terco nos cubre de tragedia
Caen los planetas de sus órbitas
Haciéndonos olvidar la forma humana.
Así nos convertimos en fieles mitos recorriendo el morbo
Con las manos
Y se excitan con el respiro que gime ante el dolor
Y la terquedad de la vía láctea….

©Fernando Labastida –México-


Volutas de una bocanada

El despertar son cinco minutos póstumos paradójicos al arte amatorio.
Ensayo de la última visión donde la trampa y la carnada en el anzuelo de la vida, son efímero pez ante la costra invisible del agua.
Nos gusta y no nos gusta despertar, es corroborar la disolución del agua entre la materia de las manos.
Restos de dicha son cinco minutos; ¡del día los mejores del sueño! Como una bocanada que nos recuerda una y otra vez en sus volutas lo que algún día no seremos.
La imagen viva y escatológica de la sarna, el ocio y la molicie.
La felicidad y el allanamiento habitan en ese lustro.
Cáncer donde la envidia del obrero labora feroz. ¡Así que levántate haragán! que presto la sabana será epitafio y caligrafía de nuestro tiempo.
Ya que en los ojos apenas se verá la escarcha de una caricia de astilla confundida por lagaña.

©Hugo Plascencia –México-


Interpretación de las calles

Ocio enorme de perderme en las calles como inútiles pensamientos
mientras paseo en tu ciudad cálidas sombras, este otro mundo por debajo de las flores,
la razón de quererte, ah! fácil cosa reducida a espejo de agua, a insistencia en el olvido,
mientras el corazón, despacio, no constituye bajo la tierra un alma limitándose de rojo
y es en suma la habitación inmersa, una camisa humeante como arenas
en el intento solitario de abandonar sobre la orilla de algún bosque un cuerpo solo,
la reunión de niños inmensos sofocándose de nubes
en el instante que naces de mi voz siendo directamente un oscuro motivo que determina la vida.

Ocio enorme de este amor que exige tirar de tus cabellos como de ramas,
que tiene el don preciso de quebrarse mientras le veas,
que es ventana donde palomas juegan con nombres secretos, se acarician y mueren mas tarde
depositando lentamente sonidos del amor que es mecanismo de la muerte
mientras tu presencia no vuelve a pasar gritando sobre mi cuerpo sumergido en otro ser,
en otro cielo, dejando rodar el sentimiento mas puro hacia toda condición de fuego,
sintiendo alas que batiéndose lejanas son interminables formas
de alguna voluntad en el transcurso de tu voz hasta mi persona.

Ocio del amor sumo, vibrante como espina, luminoso como sal,
que en la fijeza de los ojos, chispeante cadáver que no decrece,
o en la mano abierta como lágrima firme de un corazón atrapado
se esconde, estalla, convive secretamente, es ánimo para la rabia:
una pieza de barro puro en el pecho,
una serpiente delicada en las mejillas,
toda el alma bajo esta piedra simulando la tristeza,
toda la naturaleza de tu boca simulando ser dios en mi ciudad sin tu retrato.

Ocio enorme entre los árboles y su decadencia, donde el corazón sufre en un hilo
mientras eres ángel único de mi desconocida suerte,
paciente anochecer que olvida todos sus misterios cayendo al mundo en sus pedazos,
donde permites como aquellas palabras, la ejecución terrible de la nostalgia.

©Juan Carlos Sanz –Perú-

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